Tuve mi primer novio a los 18 años, aquí es dónde todas las que leen este blog se dividen entre las que piensan que era muy tranquila y las que piensan que me faltó mucho por vivir. De todos modos, les voy a contar, fue una etapa post preparatoria complicada, los planes que tenía en ese entonces, no salieron nada como los pensé y en esta situación el romance parecía la mejor idea en medio de días malos. Él era 5 años mayor que yo, era la primera vez que me exponía a la atención, los tratos, detalles y citas. No tenía muy claro como se hacía, “hasta donde” era normal, que tanto podía permitir en conversaciones, contacto, planes, sueños, etc. Crecí con la idea de que mi primer novio debía ser mi esposo y la verdad esto solo trajo pánico a mi vida, conforme pasaba el tiempo era más evidente la incompatibilidad de nosotros, pero no sabía como detenerlo, en el viaje de mi mente era un compromiso, claramente el tenía 5 años de ventaja, otras intenciones y un plan que no se parecía nada al mío. Cuando se volvió insostenible la relación lo único que pasó por mi mente fue “¡Por qué nadie me dijo!”, si has estado en ese momento tal vez la respuesta fue la que me di a mi misma, nadie me dijo, porque a nadie le conté.
Es muy frustrante cuando alguien te dice, “yo sabía”, "no era bueno", que por ahí no era, que tenías que dejar de practicar esto, etc. Pero si alguien ha usado esas palabras contigo, es porque tampoco le has dado la confianza y la autoridad a alguien para enseñarte tu punto ciego. Estamos hablando de dos partes, una es la sabia que aconseja y la otra es humilde que se posiciona a escuchar. El punto ciego se refiere a aquello que no podemos ver naturalmente, las consecuencias que no medimos, las repercusiones a futuro o simplemente algo que está enfrente de nosotras, pero por estar tan inmersas en algo o alguien pasamos por alto totalmente.
La Biblia nos enseña en 1 Samuel 18 una historia sobre dos amigos, utilizan esta línea para describir su relación “Jonathan hizo un pacto solemne con David porque lo amaba cómo a si mismo” eran reales, fieles y profundamente honestos, versículo 4 dice “Para sellar el pacto quitó su manto y lo dio a David junto con su túnica, su espada, su arco y su cinturón”.
Para entender un poco el contexto, necesitamos saber que ambos eran hombres de guerra, su vida se trataba de pelear y defender, todos estos instrumentos eran parte crucial de su identidad y los usaban para conservar su vida misma, el valor era alto. Aunque cada objeto tiene un significado quisiera que nos concentráramos en la espada, cuando un guerrero le entregaba su espada a otro era porque confiaba tanto en él que le daba la responsabilidad de defenderlo si era atacado por la espalda, o si llegara a encontrarse en una situación en la que estaba muriendo en manos de los enemigos, solo él tenía la autoridad de terminar con su vida antes que ellos. Qué doloroso, ¿no?
No solo quiero hacer hincapié en relaciones, puede ser un lugar, una actitud, un hábito, un pecado, al final tienen el potencial de destruirnos. La consejería es cuidarnos a nosotras de nosotras mismas, sabiduría duele muchas veces, pero es mejor estar seguras en este lugar.
Oración:
Jesús, gracias porque me amas a través de personas. Hoy reconozco que me ha costado trabajo ser transparente, he estado en situaciones a las que tengo que renunciar y no puedo, por favor guíame para pedir ayuda y dame sabiduría, quiero ser más como tú. Sé que hay libertad en la confesión y quiero vivir en ella, gracias porque solo me pides rendirme una vez más, aquí estoy, te amo.
Xoxo
Valeria
Comments