A veces el dolor es inevitable, llega a nuestras vidas sin pedir permiso, sin importar en qué etapa de nuestra vida estamos y de repente nos vemos envueltas en preguntas sin respuestas y experimentamos dolor que hace que duela el alma hasta lo más profundo, y nos damos cuenta de que estamos empezando a vivir un luto por la pérdida de un ser muy amado para nosotros y para nuestra familia.
Hace aproximadamente un mes perdimos al hijo mayor de 35 años de mi hermana, por suicidio y ha sido uno de los momentos más desgarradores que creo haber vivido junto con mi familia. Ver a mi hermana pasar por eso es algo que todavía me conmueve, pero aún en medio de todo esto cuando recibimos la noticia, llegó acompañada con la Presencia del Espíritu Santo trayéndonos su abundante y generosa gracia llena de esperanza y consuelo como pocas veces lo he podido ver y experimentar.
Sentir el amor y los brazos del Altísimo rodeándonos fue reparador en esos momentos para todos nosotros, pudimos tener la plena confianza en que Dios Padre estaría allí en esos momentos donde la fe decae y las fuerzas parecen desaparecer con un dolor inmenso, pero ¡Él prometió que no nos dejaría solos en esta tierra!
Isaías 41:10 (versión RV60)
“No temas, por qué yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”.
Este versículo fue tan real en esos momentos que vivimos, literal cada una de estas palabras. Recordemos, no importa lo que venga a tu vida o el tamaño de tu problema Él estará contigo, ¡Él lo prometió!
Oración:
Padre, estamos seguras en Ti, estamos seguras en Tus brazos, Tu inmenso amor para nosotras nos conmueve. Te pido por cualquier mujer que estéatravesando alguna pérdida, dales Tu paz, de Tu gracia y fortaleza en abundancia. Que podamos sonreír a pesar de cualquier situación por muy dolorosa que sea, porque ¡Tú eres nuestra fortaleza! Amén
Con amor,
Mary Carmen
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