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Hija adoptiva de Dios

  • Foto del escritor: nosotrasblg
    nosotrasblg
  • 2 abr 2024
  • 3 Min. de lectura

Soy una orgullosa mamá de dos hermosos hijos, Liz de 12 y Carlos de 10; nos conocimos hace 8 años en una cita llena de sentimientos encontrados. Y aunque nunca pensé que mis hijos llegarían por medio de la adopción, puedo decirte que ha sido de las mejores decisiones de nuestras vidas.

La adopción se ha convertido en un hermoso regalo y hemos podido ver el propósito eterno en nuestra familia desde el día que llegaron a nuestro hogar. Pero, la adopción también me ha enseñado el amor incondicional que Dios tiene para nosotros.


En Romanos 8:15 (NVI) dice:

“Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: «¡Abba!¡Padre!»”.

¡Que hermosa afirmación! No hemos recibido un espíritu que nos lleve de nuevo al temor, al contrario, recibimos el Espíritu que nos hace hijos. Mis hijos no tienen miedo de que van a comer durante el día, no están preocupados por cómo pagarán la mensualidad de la casa o su propia escuela; ellos descansan en nosotros, sus padres.


Tú y yo a veces olvidamos de quien somos hijas, volvemos a ese espíritu que nos esclaviza al temor del mañana, al temor de la incertidumbre, al temor de la preocupación. Solemos pensar que Dios condiciona Su amor para nuestras vidas según nuestro comportamiento.

Déjame decirte, no hay nada que mis hijos puedan hacer para que dejen de ser mis hijos; es cierto, no llevan mi sangre, no tienen mis genes y físicamente son muy diferentes a mí. Pero, en mi mente y mi corazón sus nombres están sellados, vivo, trabajo, hago cambios, muevo cosas, suelto otras pensando en ellos. Siempre serán mis hijos y yo siempre seré su mamá.


“Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, con mayor razón Dios, su Padre que está en el cielo, dará buenas cosas a quienes se las pidan”. Mateo 7:11 (TLA)

¡Wow! Dios es un padre bueno y amoroso, Su amor no es condicionado por nuestro comportamiento; es verdad, cuando un hijo se porta mal es necesario corregir, pero no por eso deja de ser hijo. Cada promesa y afirmación escrita en la Biblia fue hecha para nosotras; sus hijas.


Si tú tomaste la decisión de recibir a Jesús como Salvador; fuiste adoptada como hija de Dios, has recibido la gracia y el perdón y ahora te toca disfrutar los beneficios de ser hija del Rey del universo. No estás sola, aprende a reclamar las promesas que Tú Padre ha dejado escritas en Su Palabra; pero ¿si no pasas tiempo personal con Él, si no lees la Biblia?, ¿cómo vas a conocer el corazón de Tu Padre?

Hoy te animo a orar y leer Su Palabra diariamente, en lo íntimo busca Su corazón y conoce ese amor incondicional que Él tiene para sus hijas. Comienza con 15 minutos cada mañana, puedes poner música de adoración, leer unos versículos de la Biblia y platicar con Tu Padre; ¡créeme! Después de un tiempo, 15 minutos no serán suficientes, recuerda eres hija del Rey del universo y tenemos el gran privilegio de poder pasar tiempo a solas con Él.


Oración:

Dios Padre, gracias por Tu amor incondicional hacia mi vida, ayúdame a tener una vida de oración diaria y pon un deseo por conocer aún más Tu Palabra. Pon en mí el querer cómo el hacer, que mi vida pueda ser llena de Tu paz y pueda vivir como hija que soy. Amén.

Con mucho cariño.

Judy

 
 
 

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