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LIBROS ABIERTOS

Foto del escritor: nosotrasblgnosotrasblg

Alguna vez te has visto al espejo y te has hecho la pregunta ¿quién eres? Después de haber dicho, hecho o pensado algo de lo que jamás te creíste capaz.


A lo largo de nuestra vida acumulamos experiencias que nos marcan, el contexto en el que crecemos, aunque se vuelve nuestro “normal” no significa que es como tuvo que haber sido, tal vez sufriste una perdida, ausencia, abuso físico, verbal o emocional. Algunas tienen la capacidad de bloquear esos recuerdos cuando crecen, otras lo viven día a día, conforme va pasando el tiempo nuestro carácter se forma y hasta decimos “al final salimos adelante”, pero cuando situaciones específicas revelan que aún está acumulado todo esto que vivimos antes, vale la pena poner atención.


Cuando me casé a los 24 años, después de 9 nueve meses de casados, tuvimos que enfrentarnos a un diagnóstico médico difícil de digerir, nos dijeron que mi esposo padecía de depresión severa, esto fue el nombre que le pusieron a una serie de crisis donde dormía por días enteros y yo no entendía nada, no sabía que era real y tristemente tan común. Aunque no quiero abordar este tema ahora, requirió ayuda de muchos amigos, consejeros, doctores y medicina, mi esposo tuvo que cambiar su estilo de vida por completo y yo acompañarlo en este viaje. Pareciera que mi personaje es secundario en esta historia, pero escribiendo esto casi 3 años después de esta experiencia me sentía como un náufrago que solo tomaba la siguiente ola como venía.


Despertaron cosas que no sabía que existían en mi mente y en mi corazón, se vieron reflejadas en mi actitud y mis palabras, dejé hábitos que solía atesorar, comencé a voltear a muchos lugares para compararme, aunque sabía que estaba perdida, aparentaba tener todo bajo control y esto hizo no solo que ignorara el proceso y cómo me estaba marcando, estaba buscando como sentirme bien conmigo en esos cambios. No quiero decir que los cambios sean malos, pero cuando estos implican poner en cuestión nuestras convicciones, necesitamos detenernos. El miedo tomó un lugar importante, queriendo no volver a vivir todo lo que habíamos pasado, era muy fácil echarle la culpa a la condición de mi esposo o a él mismo, pero no es algo que él había provocado, pudo haber sido cualquier otra cosa la que despertara en mi, aquello que ya existía y no había tratado. Tenía miedo a la pérdida, al fracaso a la desilusión, a la falta de control, tratando de verle el lado bueno a todo, terminé vacía.


Estar conscientes de nuestras heridas, es el primer paso para la sanidad. Pablo decía en 2Corintios que nuestras vidas sean como libros abiertos que todos puedan leer, “no estamos escritos con pluma o tina, sino con el poder del Espíritu del Dios viviente”. Ocultándonos detrás de una apariencia no podremos inspirar a nadie y créeme el mundo necesita tu historia, tal vez no pudimos decidir de donde venimos, pero si decidimos a dónde vamos y qué construimos.



Jesús vino por los que saben que están enfermos, no por los que creen estar sanos.


El nuevo testamento originalmente está escrito en griego y es muy interesante descubrir que se usa la misma palabra para decir “salvación” y “sanidad”, estamos seguras que cuando recibimos a Jesús obtenemos el regalo de una vida eterna, pero si lo ponemos en perspectiva, no solo es la meta, salvación también es el camino. Jesús mismo dijo “Yo Soy el camino”, entonces no es algo por lo que tenemos que esperar, es alguien que nos acompaña, en él está la sanidad que necesitamos en cada una de nuestras heridas.


Ya no tenemos que aprender a vivir con ellas, ya no representan algo a lo que nos tenemos que reponer, podemos rendirlas y ser diligentes con nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestro corazón.


Oración:

Jesús, gracias porque hasta aquí me has traído. Si hoy estoy de pie es porque aún no has terminado conmigo. Por favor, rodéame de las personas correctas para ser guiada, pero sobre todo que yo pueda estar consciente de tu presencia que lo llena todo, que tú eres todo lo que necesito para la vida abundante que tienes para mi, te amo. Amén


-xoxo

Valeria

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