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Pero Dios

  • Liz Berumen
  • 25 nov 2024
  • 2 Min. de lectura

A principios del año pasado viví una situación en mi familia que vino a sacudir por completo mi realidad, fue una temporada de confusión y dolor, era como si el suelo bajo mis pies se moviera cada que intentaba dar un paso fuera de todo. Los efectos que llegaron con esto se quedaron más tiempo del que creí y comenzaron a cobrar mayor factura de lo que pensé. Empecé a dudar de mi identidad, del por qué hacía lo que hacía, de si estaba caminando en la dirección correcta, entre muchos otros pensamientos y circunstancias. 

 

Sin embargo, luego de reenfocarme y volver a fijar la mirada en lo importante, me encontré con un “pero Dios” (más de uno por fortuna), que vino a cambiar la historia, que reescribió lo que ya daba casi por hecho de mi futuro y que trajo esperanza, restauración y fresco propósito a mi vida. 

 

En la Biblia encontramos múltiples historias de personas pasando por distintas situaciones complicadas, pero me encanta ver que ninguna termina ahí, ninguna se queda en la tormenta, sino que siempre hay un “pero Dios” que cambia la narrativa a favor.

 

- José fue vendido y señalado por sus hermanos, pero Dios transformó ese mal para bien (Génesis 50:20).

- Jonás estuvo cerca de morir, pero Dios lo rescató y le dio un nuevo propósito (Jonás 2:5-6).

- Y mi ejemplo favorito, Jesús sepultado en una tumba, pero Dios lo levantó de entre los muertos, cambiando el discurso para siempre (Hechos 2:23-24).

 

Salmo 94:18 (versión TLA)

“Pero te llamé al sentir que me caía, y tú, con mucho amor, me sostuviste”.

 

 

 

Amigas, no estamos exentas de tener una vida sin problemas, mientras estemos en este lado del cielo; temores, preocupaciones, necesidades, pruebas van a venir una y otra vez, pero que hermoso saber que, si nos mantenemos firmes, tenemos la certeza que Dios está cerca de escribir un “pero” en nuestra historia.

 

Mi anhelo hoy es que en medio de cualquier temporada difícil que estemos viviendo, nuestro testimonio siempre sea:

Tuve necesidad, pero Dios fue proveedor.

He estado rota, pero Dios me restauró.

Pase por enfermedad, pero Dios me sano.

Me aparte, pero Dios me alcanzó.

___, pero Dios ____.

¿Cuál es el tuyo? 

 

Oración:

Dios, gracias porque en medio de cada prueba Tú eres quien tiene la última palabra. Ayúdanos a recordar que, aunque las circunstancias puedan verse complicadas e imposibles, en Tus fuerzas son posibles, que en Ti siempre habrá un “pero” en la historia y que por Tú perfecta naturaleza podemos confiar en que cumplirás Tu voluntad sobre nuestras vidas la cual es buena, agradable y perfecta. En el nombre de Jesús. 

Amén.

 

- xoxo, Liz Berumen.

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