¿Alguna vez has escuchado sobre los protocolos de emergencia?
Según Google, son una serie de indicaciones detalladas que marcan cómo hay que actuar ante un accidente o una situación inesperada y/o de peligro.
Es probable que a lo largo de tu vida hayas pasado por diversas situaciones de riesgo y hayas tenido algunos simulacros, pero siendo sinceras, al momento de aplicar la teoría aprendida se vuelve más fácil dejar al pánico apoderarse de nosotras y si te ha pasado, tranquila, somos varias.
En mi caso, tiendo a aislarme, abrazar la melancolía y comer todo lo dulce que encuentre en mi casa. En tu caso puede verse como una agenda saturada, emociones desenfrenadas, dejar de lado tus responsabilidades, hostilidad, etc.
En Salmo 46 1:3 nos dice:
"Dios es nuestro refugio y nuestra fortaleza, nuestra segura ayuda en momentos de angustia.
Por eso, no temeremos aunque se desmorone la tierra y las montañas se hundan en el fondo del mar;
aunque rujan y se encrespen sus aguas, y ante su furia retiemblen los montes."
Mi emergencia pasó el 2 de enero de este año; lamentablemente ese día mi madre fallece y con toda certeza puedo decirte que ha sido uno de los dolores más fuertes que he sentido. Y nada pudo prepararme para lo que esa situación traería. Los primeros días fueron muy difíciles, requirieron mucha fuerza y mucho amor.
Gracias a Dios hubo personas y principalmente mujeres, que secaron mis lágrimas, abrazaron mi tristeza y levantaron mis brazos. No sé cómo se vea tu dolor más inmenso, no sé si sea un divorcio, la pérdida de un trabajo, a lo mejor el fallecimiento de un familiar, tal vez sea incertidumbre del futuro o un diagnóstico incierto; pero puedo asegurarte que detrás de todo ese dolor, detrás de toda esa frustración o todas esas emociones que a lo mejor estés sintiendo, hay paz, hay amor, hay calma, hay personas rodeándote, listas para levantarte; hay promesas que Tu Padre te ha dado y que no tardará en cumplir.
Algo que a mí me ayudó demasiado, fue permanecer; y como muchas veces menciona nuestro pastor Marcos, permanecer en Su Palabra, en Su Presencia y en Su PUEBLO.
Eclesiastés 4:9-10
Mejor son dos que uno, porque obtienen más fruto de su esfuerzo.
Si caen, el uno levanta al otro. ¡Ay del que cae y no tiene quien lo levante!
Siéndote sincera, regresar a la iglesia, después de que esto pasó fue complejo, pero sumamente necesario; ese día fue no sólo recibir abrazos físicos, también recibí ese abrazo al corazón que tanto necesitaba.
Y entiendo que permanecer puede ser complicado, seguir yendo a las reuniones de tu iglesia, yendo a los grupos conexión, etc., pero recuerda que Dios nos creó para permanecer en comunidad, nos creó para crecer y hacer vida juntos.
Quiero invitarte a que cualquiera que sea la situación que ahorita estas pasando, te acerques a Su Palabra, y con más intención acércate a Su pueblo; que te recibirá con brazos abiertos como Él lo haría, orarán por ti, secarán tus lágrimas y levantarán esos brazos cansados.
Te animo a que en tu protocolo de emergencia tengas esa red de apoyo, mujeres que amen a Dios y te amen a ti, mujeres que sólo quieran bendecirte, acompañarte en este momento difícil. Ellas están ahí, tal vez no las has visto, pero Dios las ha puesto ahí en tu vida para pasar estos momentos amargos
Oración:
Papá, que cada mujer que lea este blog pueda sentirse animada a volver a Tus brazos, a volver a Tu Palabra y que pueda encontrar en Tu iglesia un refugio, un abrazo y consuelo. Que podamos acercarnos a cada una de esas mujeres que has puesto en nuestras vidas para bendecirnos, que podamos confiar en que ellas serán usadas por Ti, que traerán una palabra de consuelo y de amor a nuestros corazones, en el Nombre de Jesús.
Amén
Xoxo
-Mara
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