SABIDURÍA LENTA
- nosotrasblg
- 12 dic 2022
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Santiago 1:5 "Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios da a todos generosamente sin menospreciar a nadie."
Han pasado 3 años desde que me sumergí en el mundo de la maternidad. Han pasado dos bebés y siento que apenas comencé a aprovechar las estaciones en esta etapa. Y durante estas pocas temporadas no puedo negar los momentos de humildad y asombro en los que me he encontrado. También me he encontrado en momentos de preocupación y sin saber qué hacer en diferentes situaciones.
Todavía recuerdo la primera vez que mi hijo tuvo fiebre en medio de la noche y lo rápido que mi corazón latía mientras pensaba en qué hacer. Cuando se cayó de la cama, era precisamente un miércoles por la noche. Mi esposo estaba en la iglesia y yo sola en casa, llorando sin parar y llamando a todas las personas en las que podía recibir alguna respuesta sobre qué hacer.
Más recientemente, me encontraba frustrada y confundida mientras aprendía a equilibrar la vida con dos pequeños. Muchas veces sintiendo culpa por no atender a cada uno como me gustaría. Me sentía como un fracaso si no les prestaba suficiente atención como pensaba que merecían. Por no cantar lo suficiente, no reír lo suficiente, no ser lo suficientemente paciente, etc.
La mayoría de las veces preguntándole a Dios, ¿ahora qué hago?
No recuerdo un momento en el que me haya sentado sola, pidiéndole a Dios sabiduría; per simplemente me llegó. He notado que muchas veces, la sabiduría proviene de una comprensión lenta y gradual de lo que debe suceder. La sabiduría divina viene de la experiencia, el tiempo y el crecimiento lento con Dios mientras oramos por recibirla.
Sabiduría muchas veces es estar en silencio, calmar nuestro corazón - sentarnos a sus pies - y confiar. Confiar en que Dios suplirá la sabiduría necesaria en el tiempo correcto.
Creo que la oración más importante pidiendo sabiduría que he orado durante esta etapa de la vida ha sido: Padre, hazme la mamá que Lucas y Logan necesitan, no la mamá que creo que ellos quieran.
Me apoyaba en esta oración con el versículo de Filipenses 4:19. Pablo escribió esta carta a la iglesia de Filipos acerca de su generosidad: "Así que mi Dios les proveerá de todo lo que necesiten, conforme a las gloriosas riquezas que tiene en Cristo Jesús.”.
Esta promesa de Dios puede extenderse a todos las necesidades de nuestra vida, y en cualquier etapa en la que nos encontremos, incluyendo la necesidad de sabiduría. Pero tenemos que hacer una pausa y notar la diferencia entre nuestras necesidades y nuestros deseos.
Probablemente a mis hijos no les importa una casa sucia ni las montañas de ropa sucia que se acumulan. La mamá que podrían querer es la que lee libros todo el día, canta hasta quedar ronca, les deja comer bolsas y bolsas de frituras ‘Goldfish’ y les da cereales tres veces al día.
Por lo tan divertidas que sean esas cualidades, no siempre ser ese tipo de mamá sea la mejor opción.
A veces mis hijos necesitan recordatorios para ser la mejor versión de quienes Dios los creó. Ya sea siendo amable con su hermano, siendo una ayuda cuando sea necesario o aprendiendo a ser obediente a través del amor. Cuando más le pido a Dios que me muestre lo que mis hijos necesitan, más destellos me da de sus corazones.
Y a veces, cuando los berrinches y el caos me hacen sentir que me estoy volviendo loca, Dios me recuerda que mis hijos necesitan una mamá a la que puedan correr para encontrar la paz en medio de sus pequeñas tormentas. Como lo hacemos nosotras con nuestro Padre. Necesitan una mamá que ore por ellos y crea que ellos serán un reflejo de Cristo.
Amiga, si te encuentras en momentos de confusión y sin saber que hacer, ya sea en la maternidad o en un área diferente de la vida, recuerda que orar y pedirle a Dios que sea el Dios que necesitamos y no el Dios que queramos siempre será lo más sabio.
Cuando nos encontramos preguntándole a Dios ¿Qué se supone que debo hacer? O, Señor, dame sabiduría en esta situación, es posible que no tengamos una respuesta instantánea. Pero podemos descansar en que iremos en un proceso con Dios, confiando en que estará por nosotras hasta llegar a la respuesta.
Terminaré con esta esperanza:
Santiago 3:17-18 "En cambio, la sabiduría que desciende del cielo es ante todo pura, y además pacífica, bondadosa, dócil, llena de compasión y de buenos frutos, imparcial y sincera. En fin, el fruto de la justicia se siembra en paz para los que hacen la paz.”
Oración:
Padre, gracias por ser el Dios que necesitamos. Ayúdanos a redefinir nuestros deseos en todas las áreas de nuestras vidas. Ayúdanos a crecer en la fe, el amor y la paz. Que podamos aprender a ser mujeres sabias, pacíficas, bondadosas y sinceras como Jesús. Que este sea un momento para apoyarnos en tu sabiduría mientras vamos por el camino que nos has puesto delante.
En el nombre de Jesús Amén.
Xoxo
Diana
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