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SI PUDIERAS VIAJAR EN EL TIEMPO, ¿A DÓNDE IRÍAS?

Ésta, fue una pregunta que le hice a mis estudiantes de segundo grado hace un par de días en su escritura de la mañana. Entre las respuestas más populares me encontré con: “iría al pasado para conocer a los dinosaurios” ó “iría al futuro para ver cómo me veo o si ya existen los carros voladores”. Todos con sus respuestas extravagantes; sin embargo, hubo una en especial que me dejó conmovida y fue la siguiente: “Yo iría al pasado para ver una vez más a mis padres juntos.” Este pequeño me contó que sus padres se habían separado hace algunos años y solo tenía recuerdos de cuando el era un bebé viendo a sus padres juntos y felices.


Esto me dejó meditando desde entonces, ya que el sacrificó las ideas divertidas o extravagantes como las de sus compañeros por algo tan simple como volver a un recuerdo de su pasado. A el no le importaron los dinosaurios o los carros voladores sino en el cobró más sentido el poder regresar a simplemente ver algo que ya no tenía.


La realidad es que aún sin tener esa pregunta en mente, constantemente tu y yo pasamos nuestro tiempo viajando en el tiempo. Tal ves tú eres de las que vives añorando el pasado, recordando los días de oro. O por el otro lado, puede ser que seas la que vives anhelando el futuro, ansiosa por querer ver ya lo que esta en tu mañana.


Sea cual sea la respuesta, hoy más que nunca puedo entender como es importante pausar y hacer a un lado esos pensamientos para así pasar el tiempo en nuestro presente, lo que hoy tenemos en nuestras manos. El añorar y anhelar no son sentimientos malos pero creo firmemente que si nos privan de ver lo que hoy tenemos frente a nosotras.


Estoy segura que si mi estudiante hubiera sabido lo que venía en el futuro, hubiera disfrutado al máximo esos momentos con sus padres juntos. Sin embargo, aunque tú y yo no podemos asomarnos al mañana para ver cuánto va a durar nuestra temporada, podemos vivir abrazando nuestro presente disfrutando al máximo cada momento, sea bueno o sea malo; aprendiendo de cada instante.


Aunque no puedo regresarle a mi estudiante ese momento tangiblemente, lo anime a ver y agradecer porque aún tiene a sus papás. Tal ves no en las condiciones que el quisiera pero los tiene y ambos lo aman.


No desperdiciemos nuestros días soñando con algo que aún no llega o extrañando algo que ya fue. Recuerda que puede ser que hoy estas viviendo el futuro que tanto esperaste y por querer algo más no lo estás valorando. O, quizá hoy estás viviendo el pasado que el día de mañana vas a añorar.


No se trata de nunca recordar el pasado o nunca soñar con el futuro, sino de no estacionarnos en un tiempo que no nos corresponde. Aún los días malos, aún en las desilusiones, aún en lo que parece perdido, siempre hay algo por lo cual estar agradecido y siempre habrá algo por lo cual valorar nuestro presente.


Así hoy quiero animarte a ti amiga mía. Tal ves no tienes lo que tenías pero valora tu salud, valora que tienes vida, valora que tienes familia, valora a tus amigas, valora a tu esposo, valora a tus hijos, valora tu temporada, valora tu trabajo, valora tu iglesia, valora tu tiempo libre, valora tu cuerpo, valora tus dones, valora tu unción, valora tu llamado, valora tu pasión, valora tu personalidad y más que nada valora el hecho de que podemos ser llamadas hijas del rey. Por que si lo tenemos a Él, lo tenemos todo.


Disfrutemos nuestro día a día, abracemos cada momento y descansemos en que nuestro pasado ya fue redimido en Cristo gracias a la cruz y nuestro futuro está asegurado gracias a su resurrección.

Te animo a meditar en los siguientes versículos todos los días para así poder redireccionar nuestro enfoque a lo que tenemos de frente.


Eclesiastés 3:1-15 NTV

“Hay una temporada para todo, un tiempo para cada actividad bajo el cielo. Un tiempo para nacer y un tiempo para morir. Un tiempo para sembrar y un tiempo para cosechar. Un tiempo para matar y un tiempo para sanar. Un tiempo para derribar y un tiempo para construir. Un tiempo para llorar y un tiempo para reír. Un tiempo para entristecerse y un tiempo para bailar. Un tiempo para esparcir piedras y un tiempo para juntar piedras. Un tiempo para abrazarse y un tiempo para apartarse. Un tiempo para buscar y un tiempo para dejar de buscar. Un tiempo para guardar y un tiempo para botar. Un tiempo para rasgar y un tiempo para remendar. Un tiempo para callar y un tiempo para hablar. Un tiempo para amar y un tiempo para odiar. Un tiempo para la guerra y un tiempo para la paz. ¿Qué es lo que en verdad gana la gente a cambio de tanto trabajo? He visto la carga que Dios puso sobre nuestros hombros. Sin embargo, Dios lo hizo todo hermoso para el momento apropiado. Él sembró la eternidad en el corazón humano, pero aun así el ser humano no puede comprender todo el alcance de lo que Dios ha hecho desde el principio hasta el fin. Así que llegué a la conclusión de que no hay nada mejor que alegrarse y disfrutar de la vida mientras podamos. Además, la gente debería comer, beber y aprovechar el fruto de su trabajo, porque son regalos de Dios.”


Oración:

Señor Jesús,

Ayúdame a enfocar mi mirada en lo que ya tengo frente a mi. A dejar de viajar en el tiempo que ya no me toca vivir y agradecer por lo que haz puesto en mis manos hoy. Quiero aprovechar al máximo cada instante de mi vida y disfrutar de lo que estás haciendo en mi y a través de mi. Descanso en que tu ya redimiste mi pasado y en que estás en control de mi futuro. Te amo Señor.

En el nombre de Jesús,

Amén.


Xoxo

Angie

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