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TEJEDOR DE HISTORIAS

  • Foto del escritor: nosotrasblg
    nosotrasblg
  • 31 oct 2022
  • 3 Min. de lectura

"No las esconderemos de sus descendientes; hablaremos a la generación venidera del poder del Señor, de sus proezas, y de las maravillas que ha realizado.” Salmo 78:4


En mi adolescencia fui a un viaje de campamento con el grupo de jóvenes. Era una de las mejores salidas que hacíamos anualmente. Después de días largos de actividades, comunión y momentos de oración y enseñanza, las noches solían terminar de la misma manera. Grupos de amigos sentados juntos por la fogata, en una cabaña o junto al lago compartiendo nuestras historias más vulnerables.


Cuando comencé a salir con mi esposo, pasábamos mucho tiempo compartiendo tantos recuerdos de nuestra infancia, historias sobre como nos metíamos en algún tipo de problema y nuestros recuerdos más felices. Compartimos tantos momentos de la provisión de Dios, Su mano guiando nuestros corazones en momentos difíciles, las estaciones de crecimiento; en fin, nuestro testimonio.


Ahora como mamá, leo cuentos de todo tipo para dormir a mi hijo de 3 años pero los que espero tejer en su corazón comienzan con frases como:


“¿Te he contado la historia de cómo conocí a Jesús en una noche de verano en un campamento?”


“Quieres escuchar como Dios proveyó exactamente lo que mamá y papá necesitaban durante un tiempo difícil cuando recién nos casamos?”


“¿Te he dicho alguna vez como Jesús sanó a tu hermano?” (Esta es una historia que no puedo esperar a que suceda, ¡pero sigo orando y creyendo en ella!)


Estos son más que cuentos para dormir, más que anécdotas divertidas de mamá metiéndose en problemas. Estas son historias que muestran la gloria de Dios en nuestras situaciones complicadas pero a veces nos convencemos de que no son tan importantes y escondemos una luz brillante en un cuarto cerrado.


Debido a que mis hijos aún están chiquitos, todavía no sentía la necesidad de contarles estas historias profundas de Dios porque tal vez no captarían el milagro pero algo ha movido mi corazón para empezar a contarles nuestras pequeñas historias, sabiendo que están depositando semillas de esperanza, amor, gratitud y fe.


Todavía no lo hago a la perfección pero me apasiona asegurarme de transmitir estas historias a mis hijos para que sepan que el Dios de José, David y Ester está igual de vivo y activo en nuestras vidas hoy.


“El que vive, el que vive es el que te da gracias, como yo lo hago hoy. El padre cuenta a sus hijos tu fidelidad” Isaías 38:19


Mamá, hermana, amiga no olvidemos quién es Dios y lo que ha hecho de un día tras día y de generación en generación.


Compartamos nuestras historias. Recuerda que el mismo Dios que ayudó a guiar a los israelitas en el peligroso éxodo de Egipto; el que abrió el mar para el milagroso cruzar del Mar Rojo en la noche; el que proveyó inexplicable maná y las codornices en el desierto ¡vive hoy!


Estas historias no son sólo del pasado: estamos viviendo historias impactantes de Dios todos los días, si tan solo abrimos los ojos para verlo trabajando en nuestras vidas. Aquel que escribe nuestras historias todavía tiene la pluma en Sus manos, ¡y aún no ha terminado con nosotras!


Entonces ¿cuál es tu historia? ¿Cuál es una historia en tu vida que habla del poder, la protección o la provisión de Dios? ¿Quién podría necesitar escuchar esa historia hoy?


Oración:

Padre tejedor de historias,

gracias por invitarnos a ser parte de tu gran historia. Incluso cuando todos estamos viviendo diferentes temporadas, todavía tienes el control. Confiamos en ti con nuestras historias. Gracias por tu amor y gracia, aunque vivimos vidas bastante desordenadas. Gracias por hacernos partícipes de tu gran labor. Enséñanos cómo compartir tu obra en nuestras vidas con quienes nos rodean y con la próxima generación. En el nombre de Jesús oramos, Amén.


Xoxo

Diana

 
 
 

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